Sí, yo también soy de esas que se ponen filosóficas y echan la mirada atrás el último día del año, como si estuviera en el lecho de muerte, solo que suelo guardármelo para mí. Pero como no quería pasar de año sin pasarme por aquí, he pensado que estaría bien verme reflejada en mis palabras. Ver cómo he cambiado a lo largo del año a través de lo que he escrito. Ver los temas que se repiten (o no), ver cómo he mejorado (o no).
Y qué mejor forma de despedir el año que rescatando estos pequeños pedazos de mí que se han quedado guardados en libretas, en relatos y en historias. Que el 2017 traiga muchas más palabras y muchísima más esperanza. Dejadme adelantarme en el tiempo y felicitaros un año increíble a todos. No me cansaré de daros las gracias por acompañarme en este viaje. Sin vosotros no estaría aquí. ❤️ 🙂
PD: Todavía me da reparo enseñar lo que escribo. Pero lo digo siempre: el miedo sólo se pasa pasando miedo, y es hora de que también me lo aplique a mí. Así que ya sabéis: devoradme.
Enero.
Un día te verás rodeada de atardeceres y viajes. Te darás cuenta de que tus amigos ríen contigo y que los días pasan tranquilos, entre libros y películas y paisajes y momentos que parecerán milagros.
Y ese día escribirás cómo hubo un tiempo en el que te sentías muerta. Y cómo decidiste vivir.
(Seré frágil).
Febrero.
A veces las relaciones se deterioran, sin más, sin causas. No es culpa de nadie. No es tu culpa. Te pasó cuando tenías seis años y te pasará cuando tengas sesenta. (Fragmento de diario)
Marzo.
Quizás esa fuera la única promesa que se cumpliera.
Que el sol volvería a alzarse, y sanaría.
Abril.
Le hablé de estar en un punto intermedio, ni enferma ni curada. Y me dio una respuesta muy de ella: menos hablar y más ponerlo en practica. Sí, tengo que lanzarme a la piscina, al miedo, al barranco. Sé que no puedo poner la excusa de todo lo que está pasando por mi vida porque siempre pasarán cosas. Así que sólo me queda ser valiente. (Fragmento de diario)
Mayo.
Convirtió su piel en pintura y su cabello en trazos sólo por una razón: no quería morir nunca.
Junio.
»Y sin embargo, estoy aquí. Contigo. No me importa todo lo que pueda perder.
»Tú eres más importante.
»¿Lo entiendes ahora? Somos héroes».
Julio.
—¿Se puede saber qué has hecho?
—Cambiarte, cambiarnos, cambiarlo todo. Y volver las ruinas nuestro lienzo.
Agosto.
Algo tan puro y tan vivo tiene que nacer de Alguien mucho más grande.
Alguien grande que, a diferencia de lo que mi abuela creía, nunca quita. No latiga, no castiga. Sólo da y da y da y da.
Y cuando te das cuenta de todo lo que te ha dado, te preguntas cómo Algo tan grande ha amado a alguien tan pequeño, tan insignificante, alguien que no ha podido hacer nada por Él.
Encontré la respuesta gracias a Lucie.
Septiembre.
En realidad no estamos siendo más que demasiado sinceros y demasiado sensibles. Sentimos tanto dolor y tanta rabia que empezamos a creer que el mundo no quiere que sintamos tanto; parece que los demás no necesitan tanto apoyo, ni tanta ayuda, ni tanto consuelo como nosotros. Así que empezamos a fingir. Desde pequeños aprendemos que después de cada «¿qué tal estás?» va siempre un «bien, ¿y tú?». Es ahí cuando comienzas las mentiras.
Sólo cuando estamos solos decimos la verdad. Con la obsesión, con la comida, con el miedo, con los números, con las copas de más, con la sangre, con las pastillas. «No, no estoy bien».
(Punto y coma).
Octubre.
Palpo los bolsillos de los vaqueros con la mano que me queda libre. Llevo el monedero con el que pensaba pagar un taxi que me llevara de vuelta a casa, cuando Marc se cansara de mí. Llevo las llaves de una casa a la que no me deja volver. Llevo el mechero con el que tantas veces he deseado quemarle las manos, sólo para que supiera lo que siento cuando me rodea el cuello con las suyas. «Lo siento, nena, no sabía lo que hacía».
Noviembre.
El beso de la muerte sabía dulce y era suave, como una nana antes de dormir. Era cálido, y siguió siéndolo incluso cuando todo el cuerpo de la pequeña bruja se heló, mermado de sangre.
Amber estaba volviendo a casa.
Diciembre.
Y cada día te levantas dándole las gracias a Dios por esa voz que tiene tanto que decir, por la música que aún puede llenarte y por haber aprendido cómo salvarte.
Todos los fragmentos son increíbles, pero yo me quedo con dos en especial que me han tocado el corazón: el de agosto y el de septiembre. <3
El de agosto es más largo (me dolió en el alma cortarlo) y es PRECIOSO, es una de mis escenas favoritas :’)
Y septiembre es muy sincero. Muy real. Jo, me alegra mucho que te hayan gustado <3
Que bonitas son tus palabras Bea, de verdad, admiro el talento que tienes para llegar al corazón de la gente. Especialmente me quedo con los fragmentos de Enero, Agosto, Septiembre y Diciembre, son preciosos.
Es la primera vez que comento, pero leo todas tus entradas desde que abriste el blog, y te prometo que todas me han encantado. Gracias por todo, ¡no puedo esperar más para tener la nueva edición de Seré frágil!!! Feliz año nuevo cielo <3
¡Gracias a ti, Marta! Por haberme leído desde la sombras y por decirme estas cosas tan bonitas. Me has alegrado el día, jo. Un beso enorme y feliz año a ti también ?❤️
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